La revolución liberal de mitad del siglo XIX en la República de la Nueva Granada (1849-1853)


A propósito del bicentenario de la Constitución de Cúcuta que selló la Independencia (1821), resulta imperativo rememorar el inicio de la denominada revolución liberal de mitad de siglo que inició el 7 de marzo de 1849 con la elección del general José Hilario López. Esta llevó a cabo una serie de reformas políticas, económicas y sociales encaminadas a eliminar los remanentes del edificio colonial que permanecían en la República, pues a pesar de que la gesta independentista había proclamado todo un cambio institucional y social este no se había logrado llevar a cabo completamente. 


Para mitad del siglo XIX gran parte del mundo se encontraba al calor de las diversas olas de reformismo, con especial influencia de la revolución francesa de 1848, y nuestro país no solamente no fue una excepción, sino que llevó las reformas un poco más allá. Al respecto comenta el historiador británico Eric Hobsbawm (2014): ‘’Nadie liberalizó de forma más radical que la República de Nueva Granada (Colombia) entre 1848 y 1854” (Pág. 50). Estas reformas fueron emprendidas principalmente por la primera generación nacida luego de la Independencia, un grupo de jóvenes, en su mayoría estudiantes de Derecho del Colegio San Bartolomé, que conformarían el sector de vanguardia (apodado como gólgota) del recién creado Partido Liberal (1848). Salvador Camacho Roldán, uno de los protagonistas de esta revolución, explica la intención de la misma: “El Partido Liberal triunfante en las elecciones de 1848 y 1849 había querido realizar en breve espacio todas las promesas no cumplidas de la Independencia” (Arteta, 1996, pág. 113).


 La navegación en barcos a vapor por el Río Magdalena redujo considerablemente el precio de los fletes dando dinamismo a la economía nacional.


La estructura económica del país conservaba la estructura legada por la Metrópoli española, por lo tanto, eliminar esta serie de prohibiciones y regulaciones fue uno de los principales objetivos de la revolución pues como lo señala Nieto Arteta (1996) estos jóvenes se encontraban en el siguiente dilema: “O mantener la antinomia entre un derecho político liberal y una economía colonial antiliberal, o destruirla realizando plenamente el primero y extirpando la segunda” Pág. 77. Estas reformas fueron ejecutadas por Manuel Murillo Toro (Secretario de Hacienda) quien promovió la Ley de Descentralización de Rentas (1850) la cual le entregó a las provincias el control de los diezmos, aguardientes, quintos y derechos de fundición del oro; muchas abolieron inmediatamente estos impuestos. Sin embargo, la reforma económica más trascendental fue la abolición del monopolio del tabaco que se dio en 1850 y que permitió la libertad de cultivo y explotación del tabaco en el país. La liberalización del tabaco posibilitó superar la estructura mono-exportadora colonial, ya que estableció sólidamente la navegación a vapor en el río Magdalena, desencadenó una rápida fase de expansión comercial que incluyó otros productos agrícolas en un proceso que dinamizó la economía nacional como no se había visto antes en un movimiento que fue reforzado con el establecimiento del libre comercio, demoliendo siglos de proteccionismo colonial.


No obstante lo anterior, las reformas no se limitaron a la esfera económica, puesto que la búsqueda de las libertades políticas también hizo parte de la agenda liberal, que resultaba incompatible con el mantenimiento de la esclavitud. Pues a pesar de que la libertad de vientres fue decretada en 1821, los hijos de los esclavos, que según la ley eran libres, seguían bajo la dominación de los amos de sus padres, por ello se decretó que a partir del primero de enero de 1852 todos los esclavos de la República de la Nueva Granada serían libres; se estima que se liberaron unos 26,000. Es decir, que en Colombia se abolió la esclavitud más de una década antes que en los propios Estados Unidos de América. 


En 1852 se abolió la esclavitud en la Nueva Granada, igualmente, se repatriaron esclavos neogranadinos que habían sido vendidos al Perú y todo esclavo que llegase al país sería libre


En cuanto a las libertades individuales, aún persistían ciertas limitaciones a la libertad de imprenta, un valioso derecho en cualquier gobierno republicano, ya que se encuentra íntimamente ligado a la libertad de conciencia y pensamiento. Estas restricciones y censuras sobre los impresos se venían implementando desde el antiguo dominio monárquico, por lo cual la proclamación de la libertad absoluta de imprenta fue una garantía fundamental para la libre expresión en el país. Asimismo esta medida fomentó un increíble auge de periódicos en todos los rincones del país.


Las reformas de la revolución liberal de mitad de siglo fueron cimentadas con la Constitución de 1853, bajo la presidencia de José María Obando, allí se expresaban los principios de garantía de los derechos individuales y pavimentaba el camino al establecimiento de la federación, sistema de organización territorial que se profundizaría con la Constitución de 1858, y que se establecería finalmente con la de Rionegro (1863), siendo esta última, la máxima expresión del ideario de los liberales gólgotas, apodados posteriormente como radicales, lo cual culminaría en la creación de los Estados Unidos de Colombia (1863-1886).


En definitiva, la revolución liberal de mitad de siglo dio un vigoroso impulso al cambio de instituciones y reformas que iniciaron los primeros años republicanos, y que le correspondió a esta primera generación liberal finalizar la labor que con tanto empeño habían emprendido sus padres.  En efecto, el reformismo emprendido desde mitad del siglo XIX dio inicio a un amplio periodo de transformaciones en la estructura del país, dando paso a la denominada Hegemonía liberal (1849-1886) en un periodo en donde fue demolida la estructura colonial heredada de España y que tuvo como brújula orientadora el establecimiento de una genuina libertad, cumpliendo así las promesas que hace dos siglos se hicieron a sangre y fuego en los campos de Boyacá. Lo anterior nos debe recordar la valiosa tradición liberal que tuvo Colombia en el siglo XIX, una lucha por eliminar la invasión del Estado a las libertades y derechos individuales, constatando así que la libertad es indivisible: es política, económica y social. Al examinar la situación actual del país, cabe preguntar: ¿necesitamos una nueva revolución liberal?

Bibliografía

Arteta, L. E. (1996). Economía y cultura en la historia de Colombia. Bogotá, Colombia: Banco de la República y El Áncora Editores.

Hobsbawm, E. (2014). La era del capital, 1848-1875. (4 ed.). Barcelona, España: Editorial Crítica.

Tascón, J. E. (2005). Historia del derecho constitucional colombiano. Bogotá, Colombia: Universidad Externado de Colombia.


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