Original: https://asiatimes.com/2022/08/russias-chips-failure-coming-home-to-roost/
En 1962, dos estadounidenses que espiaron para Rusia y desertaron, Alfred Sarant y Joel Barr , propusieron convertir la nueva ciudad rusa de Zelenograd ("ciudad verde") en un centro de fabricación y desarrollo de microelectrónica e informática.
Zelenograd se convirtió así en el corazón y el alma del esfuerzo de Rusia por construir electrónica moderna para su ejército. Pero pronto fracasó en su misión y el legado de fracaso continúa hasta el día de hoy.
Sarant y Barr, ingenieros que trabajaron en proyectos clasificados de defensa estadounidenses, principalmente relacionados con radares, habían formado parte de la red de espionaje de Rosenberg en Estados Unidos. Alguien les avisó que los arrestos de Julius y Ethel Rosenberg eran inminentes.
Casi al mismo tiempo, el científico y espía británico Klaus Fuchs fue arrestado en el Reino Unido. Durante la Segunda Guerra Mundial, desempeñó un papel científico importante en el sitio de fabricación de bombas nucleares de EE. UU. en Los Álamos.
Nikita Khrushchev aceptó la propuesta de Sarant y Barr y convirtió a Zelenograd en el corazón de los esfuerzos soviéticos para alcanzar a los EE. UU. en electrónica, incluidas pequeñas computadoras y circuitos integrados. Barr, que era un ingeniero brillante, diseñó las primeras computadoras digitales para los submarinos nucleares de Rusia y encabezó la campaña para construir circuitos integrados.
Durante la década de 1980, EE. UU. lanzó un programa de controles de exportación y esfuerzos de aplicación de la ley contra los "tecno-bandidos" respaldados por Rusia que suministraban a Rusia equipos sofisticados para su nueva industria electrónica. El espionaje ruso también se aceleró, persiguiendo los diseños de semiconductores estadounidenses necesarios para hacer que las armas rusas sean más capaces e "inteligentes".
Existe un gran contraste en la forma en que Estados Unidos trató a Rusia y a su otro rival estratégico emergente, China. El desarrollo ruso se vio obstaculizado por fuertes controles, mientras que EE. UU. ayudó abiertamente a China a desarrollar su ahora enorme industria electrónica.
Una de las razones por las que los equipos rusos destruidos en la guerra de Ucrania están repletos de microchips fabricados en EE. UU., Europa y Asia es el simple hecho de que Rusia no puede fabricarlos por su cuenta. Los controles de exportación de la década de 1980 prepararon el escenario para el gran fracaso de la microelectrónica de Rusia, que continúa afectando a Zelenograd incluso hoy.
Las dos importantes empresas de semiconductores de Rusia, Mikron y Angstrem, están ubicadas en Zelenograd. Angstrem se declaró en bancarrota por última vez y también hay demandas legales contra los ex directores de su división Angstrem-T en relación con el equipo "perdido".
Mikron, la última gran esperanza de semiconductores para Rusia, está trabajando para desarrollar una tecnología que ya tiene más de 20 años, quizás tan desactualizada como 30 años. Pero la empresa promete, no cumple.
Necesita urgentemente inversiones para una nueva fundición y para equipos de grabado y láser. Si obtendrá la financiación necesaria, o incluso si podría desarrollar la base de habilidades requerida, son preguntas abiertas.
En pocas palabras: Rusia no puede ser una potencia de primer nivel sin un sector electrónico capaz.
Un buen ejemplo es la falta de equipos modernos en sus aviones y equipos terrestres. Los tanques rusos operan sin sistemas de protección activa, lo que los hace vulnerables a las armas antitanque relativamente baratas en Ucrania. Los aviones rusos vuelan sin sistemas de mapeo GPS y algunos de ellos incluso carecen de sistemas de orientación terrestre.
Sin duda, estas deficiencias no significan que Rusia perderá su guerra en Ucrania. Sin embargo, las deficiencias autóctonas de Rusia en electrónica avanzada ciertamente significan que está sufriendo enormes pérdidas en equipos y mano de obra.
La industria de alta tecnología de Rusia se centra principalmente en los requisitos militares. Eso es muy diferente de los productores de EE. UU., China, Corea del Sur, Japón, Taiwán o Europa, todos los cuales tienen sectores comerciales fuertes.
En la década de 1980, el Pentágono quería circuitos integrados de muy alta velocidad. Por lo tanto, el Departamento de Defensa inició el programa de circuito integrado de muy alta velocidad (VHSIC) e invirtió más de $ 2 mil millones en el esfuerzo (alrededor de $ 5,5 mil millones en dólares de 2022).
Nunca logró fabricar ningún circuito integrado VHSIC, principalmente porque los procesadores comerciales superaron con creces lo que el Pentágono pretendía producir. Sin embargo, logró subsidiar la fabricación de equipos de semiconductores en EE. UU., estimulando una industria que enviaba gran parte de su producto al extranjero, principalmente a Asia.
El programa VHSIC ilustró, si se necesitaba una demostración, que un sector comercial competitivo es vital para el progreso de la electrónica, como lo es en muchas otras industrias.
El enfoque ruso, por otro lado, era hacer todo en secreto. Durante la Guerra Fría, Zelenograd era una ciudad cerrada y su trabajo estaba clasificado.
Zelenograd cayó cada vez más en malos hábitos, principalmente robando diseños de otros en lugar de desarrollarlos de forma autóctona. Un ejemplo destacado fue el "chip de Texas", un importante circuito integrado de mediana escala que los EE. UU. usaban en los radares de sus aviones y otro hardware en la década de 1980.
Cuando los ingenieros de Zelenograd impulsaron el desarrollo de su propio diseño de casa, sus superiores les dijeron que copiaran el chip de Texas y abandonaran cualquier trabajo de diseño independiente.
Al principio, una segunda enfermedad infectó a Zelenograd. Joel Barr era judío y fue capaz de atraer una gran cantidad de talento científico e ingeniero judío a Zelenograd, a pesar de que era un área clasificada donde los judíos en la URSS tenían problemas para encontrar empleo.
A Khrushchev le pareció bien, pero fue expulsado en 1964, dos años después de que Zelenograd comenzara. Barr y los judíos fueron purgados por el sucesor de Jruschov, Leonid Brezhnev, quien consideraba a todos los judíos agentes de Occidente y poco confiables. Purgas antijudías similares tuvieron lugar en todas las industrias de defensa rusas y en universidades y organizaciones de investigación.
Este fue el período en el que el movimiento judío soviético cobró impulso en Rusia y en el que judíos y disidentes exigían, entre otras cosas, el derecho a emigrar. La pérdida de un gran componente del sector creativo de Zelenograd, y de su líder Barr, representó un revés significativo para el programa de microelectrónica de Moscú.
En la década de 1980, EE. UU. estimó inicialmente que Rusia estaba a unos pocos años de alcanzarlo. Pero como resultado del secreto ruso, las purgas y la falta de acceso a los conocimientos técnicos occidentales, Rusia se deslizó irremediablemente hacia atrás y hacia atrás.
A fines de la década de 1980, Rusia estaba de siete a 10 años detrás de los EE. UU. La caída de la tecnología electrónica de Rusia no se revirtió al final de la Guerra Fría; de hecho, las cosas empeoraron considerablemente.
Las implicaciones para el poder militar ruso han sido enormes. Sin semiconductores avanzados, Rusia perderá la próxima generación de armas inteligentes que se basarán en sistemas inteligentes de muy alta velocidad impulsados por inteligencia artificial (IA).
La IA requiere procesadores especializados construidos según especificaciones exactas. China, por ejemplo, acaba de anunciar que ahora tiene un nuevo chip avanzado (un chip de minería MinerVA Bitcoin) que potencialmente puede competir con otros aún mejores fabricados por el principal fabricante de chips del mundo, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC).
Si bien el chip chino está diseñado para aplicaciones de Bitcoin, China está trabajando para desarrollar chips de IA avanzados que puedan procesar cantidades masivas de información. China todavía tiene un camino por recorrer y carece de un equipo crucial de grabado láser ultravioleta extremo, al que Estados Unidos le está bloqueando el acceso.
Es posible que Rusia ya esté recurriendo a China, al menos en busca de chips de menor calidad, pero no hay evidencia de que China aún esté compartiendo ningún conocimiento de fabricación con Zelenograd. China tiene poco que ganar al ayudar a Rusia, ya que apoyarla podría resultar en sanciones más amplias contra la industria electrónica de China.
Hoy en día, Rusia todavía carece de una industria electrónica comercial nacional creíble y relevante y, en las condiciones actuales, es poco probable que desarrolle una en un futuro próximo. Eso requeriría una inversión extranjera significativa y acceso a la industria electrónica mundial. Rusia se ha cerrado a sí misma y lo que no ha hecho para autoinfligirse daño, las sanciones occidentales han hecho el resto.
En 1985, Mikhail Gorbachev visitó París y se reunió con el entonces presidente Francois Mitterrand. Buscando una relajación de la Guerra Fría y mejores relaciones con Occidente, Gorbachov le dijo a Mitterrand que Rusia era simplemente un país del tercer mundo con armas nucleares. Casi 40 años después, esa evaluación contundente sigue siendo cierta.
Siga a Stephen Bryen en Twitter en @stevebryen
0 comments:
Publicar un comentario