Colombia es una democracia que hay que defender

Es una democracia imperfecta, si, pero es una democracia, una democracia de las mas antiguas del continente ademas, en la que el consenso de las minorías se ve representado en el congreso de la república, donde los ciudadanos votan por sus representantes locales, regionales y nacionales, donde hay unos derechos recogidos en una constitución bastante abierta.

Bandera colombiana inclinada


Esta democracia está hoy en riesgo, una minoría importante quiere derrumbarla con apoyo fuerzas extranjeras se usa una fuerte demagogia mediática que cultiva la endofobia juvenil y la endofobia para los que desconocen el termino significa en pocas palabras odio por la propia cultura e historia.

Colombia no es ni el peor país del mundo ni siquiera del continente, y aunque venimos de un estado de miseria total, en la actualidad han habido progreso y muchos delos que enarbolan las banderas de la justicia social contra nuestra democracia son prueba de progreso económico en si mismos.

En los últimos años ha habido una deconstrucción de los significados que desgraciadamente en nuestro caos de la guerra puede terminar beneficiando los falsos dilemas que propone el colectivismo colombiano, ese colectivismo que por tantos años ha servido como musculo de diferentes movimientos violentos y colectivistas tanto de izquierda como de derecha.

Hay que cuidar la democracia y las propiedades, pero esto no se cuida solo con armas, se cuida dando una batalla cultural constante, persistente, que le recuerde a tus hijos y a los de los demás el significado de su libertad y de su democracia, que ni los horrores de la guerra puedan hacernos olvidar porque luchamos.



La razón debe ser siempre la libertad y aunque la violencia pueda llegar a ser un derecho el colectivo violento es también un opresor, y para eso es que el consenso de la democracia nos beneficia y nos rescata de nuestras propias barbaries, nadie pone en duda que cuando la gente se une de forma heterogénea su fuerza es imparable y que también pierde sentido la coherencia violenta de las fuerzas estatales. Sin embargo en el momento en el que se deja de respetar la minoría máxima que es el individuo, esa masa violenta solo reclama la injusticia como su propio actuar, pues nunca estuvieron exceptos de ella.

Al colombiano le enseñan a odiar a su país la mayor parte del tiempo, por eso no puede reconocer sus propios logros y contrastarlos para poder identificar también sus propios fracasos, para el colombiano toda su existencia es un fracaso, incluso cuando está progresando, y para muchos el progreso es una vergüenza, cultivar el individualismo no ha sido nuestro fuerte como lo dice la mitología y la leyenda negra que nuestros enemigos han creado en el extranjero y en las selvas colombianas.

Nuestra historia es muy variada y ha pasado por diversos cambios, en exceso radicales. Colombia es muy variada y muy libre, un país que nunca ha sabido expresar el regocijo de su propia libertad, hoy no es capaz de identificar al parecer que nuestros problemas siguen siendo viejos problemas.

Este es un país que hay que defender por muchas razones que intentaremos recoger en este blog magazine. Espero poder aportar mucho a todos, a mi país, a mi continente entendiendo que estamos conectados este viaje durará lo que tenga que durar y espero que sea siempre un paso adelante cuidando al individuo como la minoría máxima.


Espero entonces no estarme quedando corto de palabras y que las constelaciones se alineen para darnos asertividad.






About Hora de Libertad

es un magazine generalista de ideas que se erige como una trinchera intelectual en la Batalla Cultural, reconociendo la centralidad que ha adquirido la cultura en la política contemporánea. Nuestro propósito es la reivindicación incondicional de los valores fundamentales de la libertad individual y económica, basándonos en la ética de que cada ser humano es un fin en sí mismo. Defendemos el capitalismo de laissez-faire como el único sistema ético compatible con la libertad individual, que además genera la mayor prosperidad. Sostenemos que el respeto a la libertad de todos los individuos, quienes se relacionan y cooperan de forma voluntaria y no impuesta, debe ser defendido prioritariamente en términos morales, no meramente prácticos. Nos posicionamos firmemente en contra de toda forma de colectivismo, identitarismo, y cualquier tipo de opresión que coaccione las libertades personales y civiles. Adoptamos el Axioma de No-Agresión como principio central de nuestro credo, oponiéndonos al inicio del uso o amenaza de violencia física contra la persona o la propiedad de otro. En este contexto, consideramos que el Estado es el agresor supremo, eterno y mejor organizado contra las personas y las propiedades del público. Nos oponemos a la violencia impositiva, al control gubernamental y a la esclavitud en gran escala que representa el servicio militar obligatorio. Además, rechazamos la noción de los "mal llamados derechos positivos" (como el derecho al trabajo o a la sanidad) que implican la obligación de otros individuos de sufragar esos gastos, lo que consideramos una destrucción de los derechos de propiedad y libertad de terceros. Nuestro magazine abordará múltiples ámbitos de la vida diaria –desde la economía y los derechos de propiedad hasta las libertades personales (como la libre expresión, la prensa, y la postura ante temas de moralidad sin víctimas)– aplicando una visión consistente de la libertad. Desde Colombia y con un enfoque en la realidad hispanoamericana, buscaremos visibilizar los desafíos que impone el globalismo como un orden político que traslada la soberanía de las naciones a entidades supranacionales, promoviendo un nuevo orden uniformizador y posnacional. Nuestra labor es velar por la libertad siempre en peligro y desenmascarar las narrativas hegemónicas que buscan moldear la mente pública. Proveeremos la teoría y el debate necesarios para que la causa de la libertad no muera estéril, y para que se logre una articulación de fuerzas libertarias no progresistas, conservadoras y patriotas, delineando un nuevo "nosotros" político.

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